Imaginad un cementerio a altas horas de la noche, al fondo la tumba de una niña pequeña esta siendo profanada. Pico y pala en mano, la arena se amontona a un lado del tenebroso sepulcro y un ser desprovisto de humanidad trabaja freneticamente, como poseído, para sacar los restos de lo que hacía horas era un ser vivo. Finalmente el frío metal da con la madera a dos metros bajo el suelo y allí está ella descansando placidamente el sueño eterno. Pero su historia aun no ha terminado, le queda el más inesperado final por experimentar...
Anatoly Moskvin, mas conocido como el coleccionista de muñecas, era un académico de historia ruso, considerado un genio por sus compañeros, este hombre no solo era políglota y escritor, si no que también se le consideraba un experto en cementerios.
En 2011, las autoridades de la ciudad rusa Nizhny Novgorod, fueron víctimas de una oleada de vandalismo en sus cementerios. Todas las semanas aparecian tumbas destruidas y saqueadas y aparentemente no existía un vínculo entre ellas que uniese los casos. Fué entonces cuando la policía decidió contactar con una eminecia en el campo, El profesor Anatoly Moskvin, especialista en cementerios locales, para que los ayudase a resolver el misterio.
Una vez en su casa descubrieron lo insólito, allí donde mirasen su hogar estaba repleto de estanterías de libros apilados por doquier, juguetes, y ropa de niños pequeños. Lo mas impactante no era el desorden en si, si no aquellos juguetes perfectamente colocados en sillas, sofas, camas... El tamaño exageradamente grande de esas muñecas y sus vestimentas que eran autenticamente reales.
Fué aquello y no su comportamiento aparentemente normal, lo que les hizo sospechar de él. Aquellas muñecas desprendian un olor extraño y al examinarlas detenidamente fue cuando descubrieron el terorífico suceso. Aquellas muñecas escondían bajo sus máscaras un terrible secreto, eran los cadáveres momificados de las niñas y mujeres desaparecidas.
Este hombre había recopilado en su casa un total de 26 cadáveres durante un periodo de más de 10 años. Cuando la policía lo interrogó él no opuso resistencia alguna y relató su historia.
Habia saqueado mas de 150 tumbas de mujeres y niñas, las llevaba a casa y allí las embalsamaba con una solución compuesta de sal y bicarbonato de sodio, si la momimicación no funcionaba los devolvía a sus respectivas tumbas ya que solo se quedaba con aquellas que mejor quedaban, no obstante entre sus cosas se encontraron también trozos de las lápidas y placas, mapas de los cementerios de la región y fotografías y videos de las tumbas abiertas y los cuerpos desenterrados.
Cuando se le preguntó que por que lo hacía, el les relató que cuando era pequeño quedo profundamente traumatizado con la muerte de una amiguita que el tenía. Cuando llegó el día del entierro lo obligaron a asistir a su funeral y a besar el cadaver. Imaginad como puede llegar a trastornar la visión inerte de alguien a quien querias, siendo aún muy pequeño para lograr entender lo que significa la muerte.
En el juicio Moskvin admitió todo y relató que jamás tuvo sexo con los cadaveres ni le interesó ese tipo de prácticas. El solo quería devolverles la vida y las trataba como tal, hablandoles, peinandoles, celebrando sus cumpleaños. Incluso consigío instalar ciertos mecanismos en las "muñecas" para que pareciese que hablasen.
Por todo esto fue diagnosticado como esquizofrénico y por lo tanto no podía ser judgado como una persona normal. Así que se le encerró en un psiquiatrico hasta hoy.
Actualmente su caso se ha vuelto a poner de moda, puesto que esta pendiente de revisión, ya que sus doctores consideran que es apto para seguir sus tratamiento desde casa.
La consternación de los familiares de las víctimas ha sido temenda ante la noticia. Aquí os dejo algunas de las declaraciones que pude recopilar:
"Esta criatura llevó miedo, terror y pánico a mi vida. Todavía no puedo creer la enferma perversidad de este tipo que vivió durante nueve años con mi hija momificada en su habitación. Yo la tuve durante 10 años y él la tuvo 9 años", dijo
Natalia Chardymova, la madre de Olga, una de las niñas que Moskvin tuvo
sin que Natalia se percatara de que el cuerpo de su hija ya no estaba
en su tumba.
"No puedo creer que vaya a tener libertad para ir donde quiera. Él dijo
en la Corte que volvería a sus "chicas" si alguna vez era liberado. Ni
mi familia ni las familias del resto de sus víctimas va a poder dormir
tranquila si es liberado. Ese hombre merece cadena perpetua y un
estricto control médico sin libertad de movimiento", insistió.
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