¿Has pensado alguna vez en qué sentirás cuando te mueras? ¿Sentirás algo? ¿No sentirás nada? Eso nunca puede saberse, pero la ciencia forense ha investigado distintos tipos de muerte, incluso se debate sobre qué sentido es el que antes se pierde, la vista y el oído probablemente sean los últimos, por experiencias cercanas a la muerte. Las siguientes experiencias son tan cercanas, que de hecho, si las sientes, es que te estás muriendo.
Muerte por ahogamiento.
Te puede pasar si te caes al mar o a una piscina o metes la cabeza en un charco. No te la recomiendo, aunque haya poetas que digan que “el agua es como una venda para el alma”, los primeros instantes son muy angustiosos. Lo más probable es que los pulmones se llenen de agua, produciendo la muerte por asfixia, pero no siempre ocurre. La asfixia se puede producir por el cierre de la tráquea cuando el estómago se llena de agua, con los consiguientes espasmos de la laringe. El caso es el mismo, se interrumpe la llegada de oxígeno al cerebro y, dependiendo de la temperatura del agua, puedes tardar entre cinco y quince minutos en perder por completo la consciencia y entrar en coma. Se suspenden las funciones vitales, pero aunque el corazón se pare, el cerebro se mantiene vivo unos tres minutos más.
Muerte por sed.
Igual que el exceso de agua te mata, la falta de ella también. Esta muerte es más lenta y tienen que darse varios factores para que no puedas beber, perderte en un desierto, caerte en un pozo seco, que te empareden vivo, cosas por el estilo. Aquí tienes más tiempo para recrearte en tu propia muerte. Primero comienzas a sentir un dolor de cabeza 100 veces superior a cualquiera conocido. ¿Te duele la cabeza por culpa de la resaca después de pasarte con los whiskys?, lógico, ya que la ingesta de alcohol produce deshidratación. El organismo empieza a absorber el líquido cefaloraquídeo, por lo que el cerebro se seca. Después de dos días sin beber dejamos de orinar con el consecuente fallo renal y el envenenamiento de la sangre, que a estas alturas, estará más espesa de lo normal. Los riñones se hinchan como un globo, lo que duele como una puñalada. Los ojos se secan formando cristales. La agonía puede durar de 3 a 7 días, pero entre las alucinaciones y la sequedad de ojos, tampoco te ibas a enterar de mucho…
Muerte por achicharramiento.
¿Qué se puede hacer cuando el fuego te rodea?, esperar un milagro, porque en solo tres segundos el fuego prenderá en le pelo e irá consumiendo el cuerpo en este orden, primero las manos, los hombros, el pecho y el rostro. No podrás ver cómo tu cuerpo se calcina, porque los globos oculares estallan al contacto del fuego. También te quemas por dentro al intentar respirar el aire hirviendo, pero eso casi ni lo notas, porque se estima que el dolor de las quemaduras externas es casi 1000 veces superior al de poner la mano en una estufa al rojo vivo. Las llamas tardan diez minutos en achicharrar las terminaciones nerviosas. Si todavía no te has muerto, poco probable, habrás entrado en shock y no sentirás nada. Eso sí, no elijas ésta porque es la peor de las muertes.
Muerte por congelación.
Ni un extremo ni el otro, pero puestos a elegir, yo elegiría éste. El peligro de muerte por hipotermia empieza cuando la temperatura corporal baja de los 35º. Primero sientes escalofríos, luego las manos se entumecen, señal de que nos quedan 90 segundos de vida, los vasos sanguíneos comienzan a congelarse, la sangre se convierte en cristales de hielo, lo que dificulta de circulación. En una hora los brazos y las piernas estarán helados y sentirás unos dolores atroces hasta que caes inconsciente por falta de riego cerebral. Eso sí, tus tejidos se conservan de maravilla y serás una bonita, y fría, momia.
Muerte por decapitación.
¿Es mejor la guillotina o el hacha? Depende de la destreza del verdugo, porque los dos segundos de dolor extremo en la zona cervical ( unos cuantos más si el verdugo no tiene maña) no te los quita nadie. Dos segundo es lo que tardas en desangrarte, pero e cerebro conserva sangre para 15 segundos más. Eso no garantiza que veas tu cabeza rodando por el suelo, porque hay quien opina que el abrir y cerrar de ojos o de boca de las cabezas separadas del tronco, no responden a un acto consciente, sino a espasmos involuntarios. ¿Seguro?.
Muerte por exanguinación.
Es lo que ocurre cuando te desangras. La muerte se produce al perder más de dos litros y medio de sangre. Tal vez sea la muerte menos dolorosa, quitando los segundos del tajo que corte la arteria o vena. Tenemos cinco litros de sangre, perderla toda depende del tipo de herida, llevando desde unos minutos hasta horas. Podemos perder hasta el 15% de sangre sin sentir un ligero mareo (a no ser que ver sangre te produzca mareos, aunque no te estés muriendo), conforme va aumentando la hemorragia el cuerpo entra en hipotermia. A los dos litros y medio, el cerebro entra en coma.
Muerte por intoxicación gaseosa.
El monóxido de carbono provoca una muerte rápida e indolora, por eso le llaman el asesino silencioso. De ahí a no sentir nada hay un camino. Si la intoxicación es por CO2, cuya afinidad con la sangre es 250 veces mayor que el oxígeno, al que sustituye de inmediato, primero notas un molesto dolor de cabeza, seguido de náuseas y vómitos. Lo más probable es que te quedes dormido y no sientas nada más nunca más. Si no pierdes la consciencia, mala suerte, porque no podrás ir muy lejos, los músculos se agarrotan con el gas y como mucho, podrás reptar unos metros. Si tienes la mala suerte de que te gasean con otro tipo de gas tóxico, como vapores de cianuro, los síntomas serían más agudos hasta la muerte total.
Muerte por asfixia.
Da lo mismo que te ahorquen, te estrangulen o te tragues un muslo de pollo, todo esto provoca una hipoxia, que es la falta del suministro necesario de oxígeno a los tejidos y al cerebro. Las células sanguíneas, desoxigenadas, pierden su bonito color rojo y adquieren un también bonito tono morado, azulando la piel. Perderás la consciencia en unos minutos y la muerte se produce por un paro cardíaco.
Si estás pensando en morirte pero no sabes cómo, ya tienes dónde elegir.