INTRODUCCIÓN;
En un día de estos en
los que te aburres y no sabes que hacer con tu vida, de pronto
recibes un mensaje de tu amiga en el que te proponen un buen
entretenimiento, este se trata de escribir algo “Friki, de miedo o
psicológico” a lo que piensas… ¡uy pues ni idea!, pero poco a
poco paras y comienzas a pensar sobre que te gustaría escribir. Que
mejor que hablar de una leyenda, esas narraciones de hechos
naturales, sobrenaturales o
una mixtura de ambos que se transmite de generación en generación
en forma oral o escrita. Esas historias que te erizan los pelos y te
hacen pensar si es verdad o no. Y que mejor que escribir una sobre
donde vives, donde pisas casi todos los días, ese tipo de leyendas
que te harán pensar cada vez que pases por un lado si será verdad o
no.
Voy a hablar de una
leyenda pacense que me parece importante de saber, esta fue
denominada la “Dama Blanca del
Guadiana”.
HISTORIA;
Viajaremos
hasta el siglo XIX, más concretamente a Badajoz, en esta época
había una familia pudiente formada por un matrimonio e hija llamada
Leonor. Esta familia acostumbraba a pasear con su carruaje. Una noche
Leonor se quedó en casa y sus padres salieron a pasear, con tal
pérfido destino, que el cochero pedió el control de los caballos y
el matrimonio y éste cayeron al Guadiana, ahogándose todos.
Quedándose así huérfana Leonor, la cual, pasó a manos de su tía,
convirtiéndose en una chica solitaria y peculiar, vestida siempre de
blanco.
Un día un joven comerciante Oliventino llegó a la ciudad para hacer negocios, y al ver a Leonor quedó prendado de su belleza. Poco a poco comienza el cortejo y su pasión aumenta, se citan varias veces en el Puente de Palmas, llegando a tal punto álgido que la joven se entrega a su amado. Cuando tal relación llega a este punto, el Oliventino desaparece dejando a Leonor desamparada, descubriendo ésta que el tal Oliventino ya tenía una familia en sus tierras. Deshonrada y afligida, la chica se dirige al Puente de Palmas (donde usualmente, los idilios se daban) una noche; se dirige hasta la cuarta pilastra de éste puente y se tira al río, desapareciendo así entre sus aguas.
Ya
en el siglo XX, cuando en este lugar comenzaron a producirse una
serie de hechos inexplicables o inquietantes, un chico de un grupo
de amigos que paseaban por la zona una noche, decidió meterse en el
agua y nadando llegó hasta la cuarta pilastra. Una vez allí,
vislumbró con horror, como en aquel recóndito lugar había un
cuerpo de una bella joven vestida de blanco flotando. Aterrorizado,
comenzó a nadar a toda prisa hacia el embarcadero, mientras
batallaba con el agua para salir a toda prisa de allí, notó como
unas manos frías apresaban sus tobillos con fuerza, tirando de ellos
hacia el fondo. Hundiéndose y resurgiendo gritaba ahogado por el
agua, sus amigos al verlo se tiraron al río a por él, sacándolo
con gran lucha del agua. El joven en estado de shock y luchando por
respirar, a duras penas repetía las palabras ¡La he visto! ¡La he
visto! ¡La dama blanca! , mientras retorcía sus tobillos, los
cuales mostraban unas misteriosas marcas en forma de dedos finos de
mujer.
A
partir de este suceso y con clásicas palabras podemos decir: “Cuenta
la leyenda que la Dama blanca del Guadiana sólo se
aparece a aquel que quiera verla, cuando un valiente nade hasta la
cuarta pilastra del Puente de Palmas, en noche de luna
llena, sin olvidar que el osado que cometa este acto debe tener
presente que el precio puede ser el de la muerte”.
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