Este tipo de cosas de pequeño traumaban. Estar merendando tranquilamente mis galletas con chocolate y que entre dibujo y dibujo apareciese el careto de Freddy Krueger no era plato de buen gusto para nadie.
Pero si algo me daba mala espina de verdad, era pasar de canal y por error dar con uno sin emisión. Esa pantalla en blanco y negro con ese sonido ensordecedor, tan similar a las psicofonias, no solo me erizaba el pelo, era motivo suficiente como para apagar el trasto infernal y salir corriendo a la calle y no volver hasta que mis abuelos o padres estubiesen en casa.
Recuerdo que un día, con el temor a los famosos anuncios de la serie de mi querido amigo Freddy y con las prisas del nerviosismo del momento, pulsé equivocamente un botón al azar con tan mala suerte que di a parar con las "moscas" de la tele. Para mas inri, las interferencias me jugaron la mala pasada de escuchar una voz de mujer que decia algo ilegible y se reía. Que más podrías pedir para alimentar la mente de una niña impresionable!!
Tras el curioso evento, una servidora no volvió a ver los dibujos durante un largo periodo de tiempo...
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