Los niños sueñan, y estos sueños no son siempre lugares apacibles como nos gustaría pensar. A veces, transportan a mundos infernales, delirantes y opresivos. Algunos incomprensibles, algunos tremendamente probables...
Cuando somos pequeños las pesadillas se viven intensamente, pero a medida que crecemos entendemos que todo lo soñado es irreal y con el tiempo aprendemos a relativizar para progresivamente comenzar a olvidar.
Y es aquí donde entra Arthur Tess, un fotógrafo estadounidense que se interesó por ese submundo infantil y decidió plasmarlo con sus fotografías.
El artista trabajó en conjunto con varios niños en la década de los sesenta y setenta, estos le contaban sus pesadillas y él recreaba escenas surrealistas que atormentaban en sueños a los pequeños...
“Nunca hallarás lugares así dando vueltas por el mundo. Los tuve que recrear y me convertí en un raro, porque aquello empezó en torno a 1970: todos los fotógrafos estaban por entonces locos por callejear y yo era el único que hacía fotos teatralizadas. Buscaba imágenes míticas y arquetípicas, pesadillescas. Se convirtió en mi marca de fábrica durante veinte años: fotografías surreales y perturbadoras”, explica Tress.
Sin duda su estilo suscita todo aquello que nos hace estremecer, con esos matices oniricamente terrorificos, tan irracionales y tan cercanos a la irrealidad que solo una mente infantil puede recrear.
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